sábado, noviembre 23, 2024

Entrevista a Miguel Zenón

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Previo a su concierto en el Encuentreo de Jazz en Jalisco – Tónica Festival platicamos con el saxofonista puertorriqueño.

“Nunca consideré la posibilidad de querer ser músico hasta que descubrí el jazz. Me llamó la atención la idea de la improvisación ligada a un lenguaje musical con mucha tradición y el balance que presenta entre lo sentimental e intelectual” Miguel Zenón.

Texto y fotografía Efraín Alavez

¿Cómo definirías la experiencia de haber participado como maestro en el Seminario Internacional de Jazz dentro del Encuentro de Jazz en Jalisco Tónica Festival?

Ha sido magnífica. Durante los pasados años el aspecto de la educación musical se ha convertido en un aspecto central en mi vida y en la de muchos músicos. El 90% de los músicos de jazz en el mundo tienen algún tipo de referencia de enseñar ya sea en un Conservatorio, en clases particulares o en seminarios como en este caso. Hay un tipo de conexión con la educación y es algo que está bien presente hoy en día dentro de lo que conlleva ser músico de jazz. He hecho muchos seminarios en diferentes lugares del mundo como en Estados Unidos y Latinoamérica y siempre es un placer para mi. Las experiencias varían pero lo que es consistente para mi es ver esa hambre natural de los músicos jóvenes tienen de querer aprender. Es una gran inspiración para mi ver a estudiantes enfocados y dedicados. 

Hasta hace dos décadas México no contaba con escuelas especializadas en la enseñanza del jazz, Ahora, independientemente de las escuelas que imparten licenciaturas en jazz, se han abierto este tipo de ventanas de aprendizaje.

Este tipo de oportunidades de compartir ideas con chicos más jóvenes y traducir las cosas que hemos aprendido de manera autodidacta a músicos más jóvenes es un regalo de ambas partes. No solo estamos repitiendo algo que muchas veces ocurrió con nosotros mismos. Como músicos tuvimos una figura, un tipo de mentor que nos ayudó, guió y dio la información o el camino que eventualmente nos ayudó a encontrarnos a nosotros mismos como músicos. Si alguien lo hace contigo uno tiene la responsabilidad de hacerlo también. Organizar estas ideas para comunicárselas  a otros músicos nos hace mejores. Nos hace aprender estas cosas mejor y entenderlas de una manera más profunda. En relación a lo que mencionas, con la educación del jazz, no solo en México sino en Latinoamérica en general (En Puerto Rico también era el caso) hasta hace bien poco no había una plataforma formal para aprender jazz. De hecho, cuando vivía en Puerto Rico, una de las razones por las cuales me voy a Estados Unidos es porque no tenía una opción para estudiar jazz. Es importante que algunos músicos latinoamericanos vayan a Estados Unidos, quiza ellos regresan o se convierten en figuras como Antonio Sánchez en México que se vuelven inspiración.   

Hablando de Antonio Sánchez recuerdo tu participación en su disco “Live in New York at jazz standard” en donde aparte de darle una dimensión diferente a su música incluyes uno de tus temas a esa producción.

Antonio Sánchez y yo tenemos mucha historia juntos. Nos conocimos en la Universidad en Bostón. Empezamos a tocar cuando éramos jovencitos e inclusive cuando yo comenzaba a grabar mis propios discos Antonio Sánchez era parte de mi grupo. Este tipo de química que se logra mediante los años es bien evidente cuando uno escucha una presentación en vivo, en este caso, cuando se documenta un concierto. Ese disco en vivo con Antonio Sánchez fue una oportunidad de que esa quimica con Antonio, David Sánchez, Scott Colley emanara. 

La prensa especializada te considera como un músico que está desarrollando y aportando al nuevo lenguaje del jazz del siglo XXI, ¿Cuál es ese nuevo lenguaje de jazz del cual eres representante?

Es difícil decirlo desde esta perspectiva. Quizá dentro de cien años se verá más claro lo que de verdad está pasando en la música ahora mismo. Personalmente pienso que el jazz es un tipo de fenómeno más global, es mucho más inclusivo. Es difícil tirar una raya y decir dónde está lo tradicional, dónde está la fusión, etcétera. Hay tantos elementos que están entrando dentro de lo que es el idioma del jazz. Obviamente todos ellos construidos por encima de una tradición e historia que ya tiene la música. Pienso que esta incursión de elementos ya sea de música folclórica, de música popular o de música más experimental o música de cámara están haciendo al jazz hoy en día más rico de lo que había sido en la historia. Hasta cierto punto el nivel de la música y el de los músicos de jazz es más alto no solo por esta mezcla de elementos sino porque también hay mucho más músicos y competitividad. En este caso el jazz ha crecido muchísimo.

“Las identidades son cambiables” es el título de tu nueva producción verá la luz el 4 de noviembre en Estados Unidos.

La música de esta nueva producción la escribí alrededor de varias entrevistas que realicé en Nueva York a una serie de individuos nacidos y criados en esa ciudad pero con raíces puertorriqueñas para conocer cómo se identifica nuestra comunidad en la gran manzana, tema del que llevo mucho tiempo interesado: la identidad nacional fuera de Puerto Rico. Cada pieza de mi nuevo disco se enfoca en un tema específico que se tocó en las entrevistas como el tema del idioma, la patria, tradición y cultura ó la relación de la comunidad puertorriqueña con la comunidad afroamericana en Estados Unidos.

¿Además de esta nueva producción, cuáles son los próximos próximos proyectos que desarrollarás a corto plazo?

Por suerte me mantengo ocupado no solo trabajando en cosas como líder sino trabajando con otros grupos y eso para mi es lo esencial como músico. Pero también hay un proyecto que llevo varios años haciendo en Puerto Rico que se llama Caravana Cultural, que de inicio busca expandir la definición de lo que es el arte y la cultura en general usando el jazz como vehículo. Lo que hacemos es que organizamos una serie de conciertos de jazz libre de costo en las áreas más rurales de Puerto Rico con la idea de no solo llevarle este tipo de música a personas o un público que dentro de cualquier otra situación no tendría la habilidad de escucharla pero también alimentar la idea de que la cultura en general no debe de ser algo exclusivo, debe estar disponible para todos y disfrutable por todos. El jazz puede tener esta reputación de ser música para conocedor o para cierto tipo de público pero es todo lo contrario. Es música que puede disfrutar cualquiera siempre que tenga la oportunidad de estar expuesto a ella. Y eso es básicamente lo que estamos tratando de hacer. Llevarla a la música directamente a la gente para que esté expuesta a ella.

Estamos haciendo dos conciertos al año. Cada uno se enfoca a una figura histórica de jazz. En marzo del 2014 hicimos un concierto en tributo a Louis Armstrong. En agosto próximo haremos otro en tributo al saxofonista y compositor Joe Henderson. Para cada concierto llevamos de los mejores músicos de jazz de Nueva York. En todos los conciertos hay un grupo diferente y siempre tratamos de involucrar la cuestión educativa. Siempre organizamos un grupo de estudiantes del pueblo los cuales tiene la oportunidad durante el concierto de tocar una pieza con nosotros. Es muy bonita esta experiencia de intercambio.

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