Adelanto del libro “Jazz y la Ciudad de México” escrito por Luis Jesús Galindo y Liliana Ramírez.
Los sabores de la Ciudad de México, entrevista a Adrián Escamilla[1].
Liliana Ramírez, Octubre 2014.
Foto: Menta Chan
Adrián Escamilla es un saxofonista mexicano. Estudió en la Escuela Superior de Música la Licenciatura en Fagot, dos años antes de terminar sus estudios se dedicó a tocar el saxofón, ahora se dedica exclusivamente a dicho instrumento. Fue en casa de su tío que escuchó jazz, éste puso un disco de Bill Evans, Las hojas muertas, lo impactó. Supo que era jazz en serio mas allá de lo que se escucha en el supermercado y en el elevador. Adrián ha tocado en la Orquesta de Carlos Chávez, en la OFUNAM y en la Orquesta Sinfónica de Coyoacán. Con su cuarteto ha realizado tres discos en casi ocho años, además de participar en el colectivo Sattva. Admira a los músicos que tiene cerca, Diego Maroto, Diego Franco, Juan Alzate, Paquito Gómez, Germán Bringas. Nicolás Santella, Pablo Aguirre, Vico Díaz y Agustín Bernal, también cree que la clave es tocar música en vivo.
LR: ¿Cuáles son tus actividades en el tiempo libre?
AE: Casi nunca tengo tiempo libre. Todas mis actividades aunque parezcan hobbies yo las tomo como si fueran una profesión. Yo básicamente me dedico a la música, tengo este negocio que es una pizzería, pero es un foro también. Para mi es muy importante el foro. Y tengo… yo manejo motos, yo corro motos, es algo que me demanda muchísimo tiempo, dinero, esfuerzo. No lo veo nada más como un simple hobby.
LR: Cuéntame más de la pizzería y las motocicletas.
AE: Esta cuestión de las pizzas en particular, o la cocina, lo ligo mucho a la música porque me parece que es un elemento creativo. No es algo así como me aprendí una receta y ya no la modifico, yo siempre con las pizzas estoy buscando ver qué hago. Hago pizzas con Baileys, hago pizzas con café, pizzas con frutas, con chocolate. A veces las hago y no las vuelvo a hacer, pero siempre es como componer algo. Compongo algo de música y empiezo a experimentar con la cocina.
Y toda esta cuestión de las motos, de alguna manera quieras o no lo integras aquí. Mis compañeros que corren motos, la mayoría no tienen este acercamiento a la música y no por ello no son gente que no esté receptiva a escuchar cosas nuevas. Entonces, para mi también es muy importante a esa gente jalarla acá y de pronto ellos ya comienzan a venir a los conciertos y todo eso, vas involucrando a otro segmento. Eso es bien importante y nos falta a los músicos. Los músicos vamos a hacer un concierto e invitamos a nuestro compañero saxofonista, al pianista, baterista, a nuestro maestro, y son la gente que no va a ir porque tiene trabajo, porque se la pasa tocando contigo. Si tienen un tiempito quieren ir a hacer otra cosa, no ir a escuchar tocar al compañero. Aunque hay quien si lo hace. Tenemos como músicos la obligación de crear un público ajeno a los músicos.
En la Colonia Portales, bajo el puente de Municipio Libre, se come pizza y se escucha jazz en Pizza Jazz.
[1] Este es un fragmento de una entrevista que será publicada el libro “Jazz y la Ciudad de México” escrito por Luis Jesús Galindo y Liliana Ramírez.
Liliana Ramírez Ruiz (liliana_galas@hotmail.com) Nacida en Ciudad de México, vive en Medellín, Colombia , es socióloga de formación. Ha impartido clases en distintas universidades de México y Colombia y ha publicado artículos en revistas especializadas y libros. Actualmente es catedrática de la Universidad de Antioquia y la Universidad Pontificia Bolivariana y es coordinadora de dos proyectos de radio para la inclusión de personas con experiencias psiquiátricas y habitantes de calle.
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