Jaramar Soto nos da detalles de “Wait for the rain”, producción realizada con Caída Libre, su proyecto de jazz.
Por Efraín Alavez
Ciudad de México, 27 de noviembre de 2015. Jaramar Soto estudió música, canto y solfeo a partir de los 10 años de edad. Después de haber formado parte de diferentes agrupaciones y luego de producir una amplia discografía como solista, la cantante nacida en la Ciudad de México decide en 2010 iniciar un proyecto alterno enfocado al jazz llamado Caída Libre y cuyo primer disco “Wait for the rain” (2015, Discos Intolerancia) ha sido editado. Platicamos con ella.
El repertorio jazzístico ha formado desde siempre parte de su vida, sin embargo, su acercamiento más directo, más allá de que esta música formara parte de su entorno, fue cuando vivió dos años en Estados Unidos durante sus doce y trece años de edad. “Mi mamá que era bailarina trabajó esos dos años como maestra y coreógrafa en un Instituto de Intercambio Cultural México Americano en San Antonio. Ahí había un departamento de música y su director era Jorge Martínez Zapata, gran pianista de jazz de San Luis Potosí. En algún momento propuso dar una clase de música especial a los estudiantes de danza, yo estudiaba danza, yo iba a ser bailarina en aquella época. La clase fue un acercamiento a la música a partir de lo que él consideraba que los bailarines necesitaban. Disfrutaba mucho su clase. Decía que era su alumna estrella. Jorge Martínez Zapata formó en aquella época además un grupo de jazz con músicos gringos. Ahí escuché en vivo por primera vez en mi vida el jazz. Empecé a tenerle mucho respeto. Formaba parte de mi bagaje, una música que no era fácil de abordar. Seguí en mi camino. Nos regresamos a México. Estudiaba danza y cantaba”.
A los diecisiete o dieciocho años se metió de lleno a cantar y abandonó la danza. El jazz formaba parte de ese panorama pero no era algo que quisiera abordar o que le interesara hasta que llegó un momento antes del 2010 en que empezó a jugar con la idea de montar un repertorio de George Gershwin. “A los músicos con los que tocaba les decía si montábamos un programa de Gershwin para hacerlo paralelamente y todos me veían diciendo ¿a qué hora?. Finalmente llegó el momento en el que decidí hacerlo. En aquella primera alineación de Caída Libre se encontraba el guitarrista Luis Ochoa. Partimos de Gershwin y comenzamos a montar canciones que formaban parte de obras musicales como Porgy and Bess y otras. Abordar estas referencias musicales importantes en mi formación era un lujo, un riesgo y un atrevimiento. Algunos de los mejores ejecutantes más brillantes están en el mundo del jazz y son muy celosos de su territorio. ¿Qué iban a decir? Iba a haber mucha expectativa, iba a tener una crítica muy exigente pero yo soy muy exigente con mi trabajo”.
Desde el inicio de Caída Libre estuvo Luis Ochoa y Carlo Buonaurio que es un contrabajista de jazz italiano que vivió un tiempo en México. “Les dije, vamos a entrarle al toro por los cuernos. Hay que tocar en foros de jazz y hay que ponernos a la disposición de quienes quieran opinar y a ver cómo nos reciben. El debut de Caída Libre fue en Solo Jazz, el programa de Sara Valenzuela en Guadalajara, que se transmite en vivo. Fue en el Teatro Estudio Diana en un concierto transmitido en vivo. Estábamos súper expuestos. Todos nos podían escuchar. Fue una gran sorpresa. Había gente en el público que fue directamente a ver qué tal salía. Empezamos a tocar en foros de Guadalajara, luego venimos a la Ciudad de México en aquella primera vez a presentarnos en espacios que tenían programación de jazz. Tuvo una recepción muy generosa por parte de la gente que estaba en Horizonte 107.9 FM en aquel momento y de varios medios más. Era un repertorio que por todos los antecedentes era de gozo. Escogí las canciones a partir de lo que quería cantar, de lo que me gustaba y era un reto porque considero que el jazz es una gran escuela. Sabía que crecería como cantante porque se me iban a abrir nuevos espacios en la voz, iba a forzarme, a atreverme a cantar de maneras distintas”.
En cuanto al repertorio, Jaramar revela que quería que fuera lo más alejado de lo que ella estaba cantando. “Para empezar no quería cantar en español, opté por inglés y después comenzamos haciendo cosas en francés desde aquellas primeras presentaciones. Además no quería componer porque decía que mi trabajo de composición era para mi otro proyecto y estoy muy clavada en lo que quiero decir entonces voy a estar hablando de lo mismo en los dos proyectos. Mejor que este se trate de cosas diferentes y enfocado a tocarse en vivo. Nos preguntaban ¿y cuándo van a grabar? No sé si vamos a grabar. Esto existe en los escenarios y se nutre de ellos. Desde el inicio mi idea, que así se los planteé a ellos, era que fuera una alineación lo más mínima posible (minimal). Pensaba en guitarra, contrabajo y voz. Quería ese tipo de sonido con espacios vacíos para tener una interacción muy cercana e íntima para decir las canciones. Escojo el repertorio a partir de las letras. Soy una cantante que dice las letras, son muy importantes, deben de tener que ver conmigo, tienen que estar vinculadas con mi discurso personal, con mis pensamientos, con lo que me interesa decir y con lo que me siento capaz de decir”.
Caída Libre ha ido evolucionando. “Fueron integrándose otros músicos. Salió Carlo que se regresó a Italia y entró Eliud Ernandes que estuvo bastante tiempo como contrabajista. Luis salió y entró Daniel López y con esta alineación estuvimos bastante tiempo, ellos sí son muy jazzistas, sobre todo Daniel. Tiene un lenguaje completamente jazzístico que le dio mucho sentido y libertad al proyecto pero no dejaba de tener un sonido más predecible de lo que se espera de las improvisaciones jazzísticas, los solos, etcétera. Y yo que no vengo del mundo jazzístico quería algo más crossover. Daniel no pudo seguir y fue cuando invitamos a Alex Alfaro que fue una adquisición valiosísima. Eliud lo propuso. Lo conocía como un gran intérprete de la música brasileña pero nunca lo había tratado. Tiene una intuición natural, una gran musicalidad, una forma de acercarse a la música que no es predecible. Tiene un lenguaje muy personal y eso lo valoro inmensamente. No suena a nadie más. No trata de sonar como alguien más. Tiene estudios de armonía de jazz y de técnica jazzística pero ha transitado por muchas músicas y eso es muy interesante. La entrada de Alex le dio una definición al lenguaje de Caída Libre que nos llevó al punto de decir ¡Sí podemos grabar!
Esto lo comentó con el productor Gerry Rosado que era quien iba a entender cómo habría que grabarlo y cómo tendría que trasladar el espíritu de las presentaciones en vivo al estudio. “Queríamos llevarlo también más allá. Atrevernos a hacer más cosas en el estudio. Grabamos el año pasado Alex, Eliud y yo. No apresuré su salida sino esperé a que llegara su momento. Para entonces Eliud ya no estaba, ya no tenía tiempo, está con otros proyectos y ya habíamos invitado a quien está ahora que es Diego Martínez Lanz que tiene una formación muy peculiar. Viene de la música clásica, estudió cello inicialmente, se pasó al contrabajo. Ha estudiado guitarra. Es muy disciplinado, ya me conocía como cantante porque habíamos trabajado juntos. Los tres estamos trabajando para el lenguaje de Caída Libre que en su nombre lleva la descripción; algo que implica riesgo y espacios que no sabemos a dónde van a ir”.
Caída Libre se presentará en el viernes 27 de noviembre en El Foro del Tejedor (Ciudad de México), el sábado 28 de noviembre en el Film Club Café (Satélite) y el domingo 29 de noviembre en Jazzatlan (Cholula, Puebla).
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