Poseedor de un estilo derivado de las corrientes desarrolladas por Bill Evans, Paul Bley y con un marcado acento en la improvisación y en la riqueza armónica, Zuckermann nace en la Ciudad de México.
Realizó sus estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Música con los maestros José Montes de Oca y Joaquín Amparán. Tomó un curso de armonía en el Berklee Collage of Music de Boston. Desde los años setenta ha ofrecido recitales de jazz en las principales salas de concierto del país ya sea como solista o con reconocidos instrumentistas mexicanos como el contrabajista Agustín Bernal y el baterista Félix Agüero.
Ha tocado en siete países europeos, en festivales de conciertos como el Festival de Primavera de Budapest, Hungría; el Solo, Dúo y Trío de Cracovia, Polonia; el Hot Club de Lisboa, Portugal y el Festival Días de Jazz de Zagreb, Croacia. En 1984 apareció en el álbum antológico europeo International Jazz Junction. En 1998 salió su álbum “Solo Zuckermann” y en 2001 el disco “Dúo-Trío” con el contrabajista húngaro Aladar Pege como invitado especial. En 2011 apareció su álbum “Zuckermann en vivo” en el sello PyP.
Ha dictado conferencias sobre jazz en la UNAM, la Fonoteca Nacional y el Museo de Culturas Populares. Ha hecho series radiofónicas para diversas estaciones de radio como Radio UNAM, Horizonte 107.9 del IMER y Radio Educación.
Como escritor, Alberto Zuckermann ha editado “Los amantes de la nueva metrópolis” (1990), Editorial Plaza y Valdés (novela de ciencia ficción). “Ah, los sesentas: ¡que suerte de vivirlos!” (1995) Editorial Plaza y Valdés (novela de corte autobiográfico). “Todo acerca de Eda” (1998), Editorial Plaza y Valdés (novela).“La tierra de Drácula” (2002), Emes Editores (novela) y “Penumbra” (2011), Amarillo Editores (novela). Asimismo se desempeña como articulista en el periódico El Financiero.
“A través de las palabras puedo lograr una cierta similitud con una frase musical. Puedo escribir de una manera abrupta, como se expresan ciertos músicos de jazz o puedo realizarlo de una manera delicada y aterciopelada como el sentimiento de una balada”