jueves, septiembre 26, 2024

Israel Varela “Hacer música con la vida”

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Conversamos con el baterista mexicano de jazz Israel Varela, radicado desde hace varios años en Italia, en la visita que realizó el pasado diciembre a México.

“El mayor secreto para hacer algo en la música es la paciencia, la disciplina y el amor por la música, obviamente” Israel Varela.

Por Efraín Alavez
Foto proporcionada por el artista

Ciudad de México, 14 de enero de 2016. Israel Varela, baterista, compositor y vocalista nacido en Tijuana, México es actualmente uno de los músicos más solicitados en Europa. Creció en una familia de cantantes, pianistas, guitarristas y directores de orquesta. Empezó a tocar en público a los 5 años cantando y tocando el piano. A los 12 años comenzó a ser parte como baterista de bandas de jazz de Tijuana. Estudió con Gonzalo Farrugia, Andrei Tchernishev, Alex Acuña, Dave Weckl así como en Baja California Conservatory, Giuseppe Verdi’s Conservatory (Milán) y Santa Cecilia Conservatory (Roma).

Además de haber tocado con Pat Metheny, Charlie Haden, Yo Yo Ma, Mike Stern, Bireli Lagrene, Bob Mintzer, Diego Amador, Kamal Musallam, Bob Sheppard, Jorge Pardo, Hiram Bullock, Abe Laboriel, Andrea Bocelli, Alex Acuña, Gary Willis, Pino Daniele, Kai Eckhardt ,Montse Cortés, Raimundo Amador, Alfredo Paixao, Otmaro Ruiz, Carles Benavent, John Pena, René Toledo, International Philharmonia of the Californias, Orchestra of Baja California, Javier Colina y Michael Manring tiene su trío donde aborda jazz, flamenco, música mexicana y clásico con colores árabes. Después de 2 años de no venir a México visitó el país los primeros días de diciembre de 2015. Lo entrevistamos en el D.F. gracias a la gestión del también baterista Israel Sorkin.

 

Israel Varela inició tocando en la escena del jazz de Tijuana. “Tuve la gran fortuna de nacer en una ciudad en donde lo mejor del jazz de Latinoamérica y lo mejor del jazz americano se concentraba en Tijuana porque toda la gente, como es una ciudad de frontera, quiere de ahí irse a Estados Unidos. Entonces músicos de Argentina, Venezuela, Colombia, etcétera, pasan por México y llegan a Tijuana para poder cruzar. Hay quienes lo pueden hacer, los que no pueden cruzar se quedan en Tijuana y forman grupos y proyectos musicales. Crecí en un ambiente musical muy variado. En mi casa se escuchaba música clásica, jazz, música latina. Fueron muy importantes los primeros años. Tocaba con los mejores músicos de jazz locales. Había muchos grupos de diferentes géneros. Yo iba a ver todos los conciertos que podía, en los locales de jazz no me dejaban a veces entrar ni trabajar. Tenía que hacer un permiso especial para que me dejaran trabajar”, recordó el baterista.

El encuentro de Israel Varela con Alex Acuña fue fundamental en su carrera. “Alex Acuña es como mi segundo papá, así de sencillo. Casi todo lo que he podido hacer en la música es gracias a él. Es una persona increíble que me ayudó muchísimo desde el principio. Lo conocí en una clínica que hizo en San Diego, (yo tenía 14 años). Fui a saludarlo, me acerqué, le dije que tocaba la batería y que me gustaría que me escuchara tocar. Me dio su teléfono, a los 6 meses de insistir por teléfono, un tío me llevó a su casa. Entré, comencé a tocar. Lo que sería una sesión de 10 minutos se convirtió en una de 5 horas. Ese día le dijo a mi mamá que era un campeón, que me quería mandar a Berklee, que me fuera a su casa para estudiar con él sin cobrarme un centavo y además me iba a ayudar para ir a Boston. Así fue el inicio con Alex, imagínate, para mí era el #1, es la historia de la música en persona. Para mi fue una oportunidad y bendición muy grande. Después me recomendó con muchos otros músicos como con Dave Weckl”.

Otro de los músicos importantes en su trayectoria es Diego Amador. “Fue muy importante a nivel musical. Chick Corea es una de mis más grandes influencias pero a Diego Amador no lo conocía sino hasta el año 2000. Tengo un amigo en Barcelona que es Carles Benavent, ex bajista de Paco de Lucía y me regaló dos discos en su casa. Uno de Diego Amador y otro de Jorge Pardo, que son músicos con los que he trabajado mucho. Regresé a mi casa, en ese tiempo vivía en Milán, puse el disco de Diego Amador, no había batería en el disco, sin embargo escuché esa música y decidí tocarla. Carles Benavent me dijo que tocaría con Chick Corea en un festival y me invitó a asistir. Fui hasta Bilbao y en ese festival estaba también Diego Amador. Lo conocí, le mostré mi música en un CD player, había grabado unos demos en Los Ángeles. Le dije que me gustaba su música y me dijo que Sevilla era el lugar para aprender. A las dos semanas ya estaba ahí. Dejé Milán, dejé todo. Estuve en la casa del bajista de Diego Amador, después renté un departamento y al quedarme sin dinero me fui a vivir al barrio de los gitanos, a Las Tres Mil Viviendas y ahí fue donde aprendí un poco de los ritmos. No toqué con Diego. Iba a ver los ensayos con su trío. Me regresé a Italia 2 años después y empecé a desarrollar en mi casa el flamenco con todo lo que había aprendido. Como a los 5 años (2008) me llamó y me invitó para que entrara en su trío. El primer concierto que hicimos con el trío fue en el Teatro de la Ciudad del Distrito Federal. De ahí comenzó una colaboración que duró casi 8 años. Fue un aprendizaje muy grande, gran músico y amigo”. 

 

Además de flamenco tu música está influenciada por el jazz, la música árabe, mexicana y más. ¿Cómo es tu aproximación a cada género?. ¿Cómo logras llegar a la esencia de cada uno sin perderte en el camino?

Mi contacto con la música y mi aplicación a lo que hago dentro de la música nunca ha sido pensando; voy a hacer algo que suene a… Siempre ha sido el resultado de las experiencias de mis viajes o de la vida en general. Si trabajo algunos meses en Emiratos Árabes sin darme cuenta cuando escribo un tema o música mía se me viene a la mente eso, que es lo que estoy viviendo en ese momento. En el inconciente de mi memoria musical sale eso a flote. La música siempre la he visto del lado espiritual más que música y ya. Cuando uno quiere transmitir realmente el alma y el espíritu tiene que ser así. Hay una gran diferencia de hacer música sólo por hacerla a hacer música con la vida. Espiritualmente mis discos siempre han tenido algunos mensajes que pueden ser de algún salmo o de algún pasaje bíblico sin tener que caer en ninguna religión en sí. Simplemente es un mensaje que para mí es válido y que para lo que yo creo es fundamental y que al final hablan de amor o esperanza.

Para los estudiantes de música que actualmente están expuestos a clases maestras, ¿Cuáles fueron o siguen siendo tus hábitos de estudio?

Lo que les puedo decir a los muy jóvenes que están empezando a estudiar es que aprovechen ahora porque después cuando estén más grandes y tengan que pagar las cuentas ya no tendrán el mismo tiempo. Cuando estaba empezando a estudiar con Alex Acuña o Dave Weckl estaba de verdad 14 horas al día todos los días durante años estudiando. Obviamente ahora es imposible hacerlo. Es muy importante la disciplina. Creo más en el trabajo que en el talento mismo. Hay mucha gente con talento pero si no trabajan se quedan ahí. Siempre intento estudiar cosas que voy a utilizar musicalmente. Nunca me ha gustado estudiar simplemente por hacer mil libros y que nunca voy a aplicar. Nunca he estudiado muchos libros realmente. Por mi parte, desarrollé mis propios ejercicios, mi propio libro que el año que entra (2016) va a salir. Es una recopilación de todo lo que desarrollé con Alex Acuña. Me dejaba dos ejercicios y a la clase que seguía le llevaba 60 nuevos. Él los guardó, tiene toda esa información en su casa y me dice, vamos a hacer el libro, lo vamos a publicar y yo por mi parte estoy haciendo toda la parte del flamenco. En cuanto a técnica, la estudié con Dave Weckl que técnicamente es uno de los máximos y con Alex Acuña que no es tan técnico pero toca directo del corazón al tambor. Traté de balancear un poco las dos partes. Busco el sonido más que la técnica perfecta. Es muy importante estudiarla para después hacer lo que uno quiera con ella.

Más allá de las colaboraciones que has hecho durante tu carrera, tienes tu trío en donde desarrollas tu música. ¿Cuál es la actualidad de tus proyectos?

Mi trío tiene ya casi 10 años pero los últimos 4 años hemos hecho más cosas respecto a los años anteriores. Empecé con Angelo Trabucco en el piano y Alfredo Paixao en el bajo. Hemos hecho 4 discos: “Tijuana Portrait” (2008), “Border People” (2010), “Zamar” (2012) e “Invocations” (2015). Es un trío en el que he visto mi evolución. He visto el cambio de empezar queriendo hacer directamente muchas cosas muy de flamenco o árabes a ir filtrando la información hasta que ya en Zamar y este último es más mi verdadera esencia, mi verdadera idea de lo que pienso musicalmente. Ahora estoy enfocándome mucho y cada vez más a hacer solamente mi música, porque colaboraciones he hecho de verdad muchas y muy importantes pero no es lo que quiero y sueño. Eso era antes obviamente, pero cuando tienes la fortuna después de haber tocado con tantos grandes músicos te das cuenta en ellos mismos que lo que los ha hecho a ese nivel es que han creído al 100% en su propia música. En el 2016 tenemos varios conciertos en Italia y Suiza. El disco lo voy a llevar a Indonesia, a países fuera de Europa y también a México en junio. Estaré dedicado al 100% en el disco y en el dúo que tengo con Karen Lugo.

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