La cantante y compositora mexicana Paulina Fuentes lanza su primera producción titulada “Dragón”. En entrevista, nos habla de este material en donde mezcla la armonía del jazz con la frescura del folk.
“Dragón es una palabra con la que he podido llamar a la intuición, a la voz y a las ganas de cantar y compartir”.
Paulina Fuentes.
Texto Efraín Alavez
(18/6/14). La música ha representado un viaje de descubrimiento para Paulina Fuentes quien después de estudiar canto en la ciudad de Nueva York regresó a México para dedicarse profesionalmente a esta forma artística de expresión. En entrevista para Contratiempo Jazz aseguró que “Dragón”, su álbum debut, ha sido su proyecto más importante en los últimos dos años. “El disco originalmente iba a ser de corta duración (EP). Para ese escogí algunas canciones que tenía trabajadas un año antes de tener la idea de hacer este disco. Esas canciones fueron las primeras que arreglamos y que decidimos grabar. Entramos al estudio, grabamos cuatro canciones y todo salió tan facil y fue tan divertido y natural que Iraida Noriega, que es con quien hice este disco, me dijo, ¿Tienes más canciones? Y le respodí que si. Entonces hay que hacer un disco largo, comentó. Se abrió una brecha de ocho meses donde me puse a componer más canciones.”
“Dragón” mezcla la armonía del jazz con la frescura del folk. “No me considero una jazzista aunque me encanta el género. Me gusta considerarme como alguien que explora sonoridades. En realidad empecé cantando clásico pero escuchaba diferentes tipos de música y siempre el jazz y géneros que se le asemejan como los boleros o el bossa nova me iban muy bien. Me empecé a enfocar mucho más en éstos que son los que más gozo ahora (aunque me gusta escuchar diferentes estilos). Uno se va haciendo de lo que va escuchando, estudiando y lo teje con lo que va viviendo”.
“Dragón” incluye diez canciones originales escritas por Paulina Fuentes. “Ajedrez es una canción que hice en un momento donde no la estaba pasando bien. En ese tiempo tomaba clases con Iraida Noriega y llegué a su casa con muchos libros de jazz. Ya decidí que lo único que quiero hacer en mi vida es estudiar y solo pensar en esto porque la música es muy importante para mí, le dije. Sabía cómo me la estaba pasando y me comentó que dejara los libros. Empezó a tocar y me pidió que cantara. Estuvimos hora y media y nada de lo que hacía le parecía porque evidentemente lo que Iraida estaba buscando era que algo pasara. En algún momento, sentí que algo brotó del pecho y empecé a cantar y a llorar. Abrí los ojos, porque para esto ya los tenía cerrados, y la vi sonriendo. Me cayó el veinte después que lo que necesitaba que me pasara era sentir. Me fui a mi casa sacada de onda e hice esta canción que para mi es una canción de reconocer, de hacer paz y de no tenerle miedo a ser honesto”.
“Todo vuelve”, continuó, es una canción que realizó en un viaje. “Fui a la playa un par de semanas porque quería empezar con este proceso de componer y quería estar sola con la naturaleza. Estaba muy agradecida no solo con la vida sino con la naturaleza que me estaba acompañando. Es una canción donde hablo de cuando las cosas tienen un lugar y caen en ese lugar. Todas mis canciones hablan del encuentro, por supuesto que hablan del amor y desamor pero más importante hablan del encuentro conmigo, con lo que a mi me pasa cuando me encuentro en la vida o me encuentro con alguien. “Todo vuelve” habla de eso. No quiero decir que es la contraparte de Ajedrez, sino que así como hay momentos donde las cosas se deshacen también hay momentos donde las cosas se contruyen”.
Iraida Noriega realizó la producción, dirección musical y los arreglos de este disco. “Empecé a hablar con gente que admiro y respeto mucho en la música. Cuando hablé con Iraida Noriega yo estaba abrumada y creí que nunca lo lograría. Hago canciones pero no soy arreglista. Me dijo que no me preocupara. A los dos días me llamó y me dijo que me ayudaría con los arreglos. Llegué a su casa con todas las canciones. Lo que hicimos fue empezar a armar las canciones en su casa. Ella en el piano y yo cantando. Fue una dinámica muy natural. Le enseñaba la canción y realizaba ciertas sugerencias. Después de varias horas de darle a una canción íbamos a la mesa y hacíamos un papel. No fue algo planeado hacer cierto sonido u otro sino poco a poco de sentarnos a trabajarlas salieron así.
Este disco cuenta con la participación de músicos de experiencia con los que Paulina Fuentes ha aprendido mucho. “Todos son grandes en el jazz nacional. En el disco la batería la graba Gustavo Nandayapa y Jorge Servín. El contrabajo estuvo a cargo de Israel Cupich. En el piano está Carlos Sustaita. En la guitarra Juan José López. De todos ellos además de recibir su cariño, apoyo y profesionalismo aprendo todo el tiempo no solo en los ensayos cuando montamos los arreglos en el estudio sino ahora que van conmigo y me acompañan. Llevamos apenas dos presentaciones del disco y ambas han sido súper diferentes. Por supuesto que el estilo de música te abre a esta posibilidad. En vivo tengo el placer de compartir cuando no viene Carlos Sustaita está Cristian Balderas y cuando no puede venir Cupich viene Fermín Fortíz. En la voz tanto en el disco como en vivo viene Tania Guzmán, cantante con la que he compartido los últimos ocho años.
En relación a la situación del jazz vocal en la Ciudad de México, Fuentes afirmó que está en un momento importante. “Siento que efectivamente habemos muchas cantantes en la escena del jazz y muchas cantantes que hacemos canciones. Hay propuestas increíbles, Muna Zul (y cada una de ellas con sus propuestas solistas), las gemelas Beaujean, Tania Guzmán, entre muchas otras, no podría mencionar a todas. Siento que es un momento en donde muchas nos estamos encontrando en la música, cada una con proyectos originales. Es increíble cantar canciones que son de escuela (standards) y es increíble componer música en español. Está habiendo un momento importante dentro del jazz vocal no solo porque somos muchas sino porque hay mucho talento”.
