sábado, noviembre 23, 2024

“Arte, Conciencia y Vida. Aforismos Cuánticos”

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Luis Jesús Galindo Cáceres escribe de “Arte, Conciencia y Vida. Aforismos Cuánticos”, primer libro de Alex Mercado.

Arte, Conciencia y Vida. Aforismos Cuánticos
Primera Edición Enero de 2018
Impreso en la Ciudad de México
230 páginas
Domingo 11 de febrero de 2018

Estamos en la época de las redes sociales en internet, nuestra cultura de información se ajusta al tiempo efímero en que nuestra mirada se detiene por un momento en la pantalla, es sólo un instante, ya pasó, quizás unos segundos más, ya pasó, por delante hay cientos de notas más en los próximos minutos, así los días, las semanas, la vida contemporánea. Algo le está sucediendo a nuestra percepción, es más rápida, es más voraz, requiere de esquemas de comprensión más económicos, eficaces, sintéticos. Atrás va quedando la cultura del tiempo lento, de la información pesada y compleja, de la memoria que se sedimenta al ritmo de la contemplación, la hubo alguna vez, para algunos sectores sociales, para algunos actores, entonces era lo deseable, lo pertinente, la aspiración. En aquello tiempos remotos de sólo hace una década o dos la inmensa mayoría no leía, se enteraba de todo y nada en fragmentos de notas producidas por los medios masivos de difusión, la sociedad se articulaba en una colcha hecha de retazos siempre incompletos, que se hilvanaban entre sí con la reiteración y las concepciones ideológicas simples para vivir y sobrevivir la vida diaria. Los tiempos han cambiado. Hoy todos estamos en la velocidad de la información, en la precisión emergente urgente del día a día, la vida colectiva nos ha alcanzado a todos. ¿Queda tiempo para la reflexión? ¿Queda tiempo para la lectura detenida? ¿A qué distancia del mundo estamos cuando lo percibimos en la tensión del vértigo cotidiano?

El libro de Alex Mercado es un híbrido circunstancial, por una parte está compuesto por un viejo recurso de la literatura reflexiva, el aforismo, por otra parte converge en la cultura del Twitter y el Facebook. ¿Es esto posible? Digamos que es posible, coincidencia, simbiosis, enacción. En sentido estricto podría ubicarse al libro dentro de una tradición de escritores que eran capaces de la escritura sintética, esa que viene de los proverbios, de los dichos populares, de las frases célebres. El aforismo tiene esa genealogía, sus raíces son profundas y lejanas, su semilla proviene de la cultura oral, que prefiere las frases cortas a los textos largos, son más sencillas de reconocer, más fáciles de recordar. La literatura propiamente dicha está hecha para otros propósitos y contextos, supone largos momentos de lectura en donde se requiere mucho tiempo y atención para concluir, para despejar, para entender, para identificar. En el aforismo cada punto y aparte señala el final de un pequeño discurso, cada párrafo es un mensaje en sí mismo. Su redacción y lectura no supone la relación argumentativa con otros párrafos, no en principio, el micro texto se construye con una retórica de la independencia y la autonomía. Su lectura por tanto le viene bien a los tiempos contemporáneos. Es una casualidad que así suceda, también puede existir la intención por parte del escritor.

El libro Arte, Conciencia y Vida está dividido en tres partes, podría no ser así, el autor supuso que era posible y una pauta de lectura. El escritor es un músico, está acostumbrado a cierto orden, a organizar su lectura y escritura en acordes y compases. Quizás sea posible una analogía con la composición del libro. Un solo volumen, tres partes, cada una compuesta de unos quinientos apuntes, aforismos. Quizás era posible aún una mayor presentación analítica. Por ejemplo en la primera parte, Arte, pueden señalarse tres grandes temas. El primero está compuesto por apuntes sobre el arte, el artista y la creación. El segundo sobre la música, la improvisación y el jazz. El tercero sobre el músico, el público y la experiencia musical. Estos podrían haber sido tres macro temas, y a su vez cada uno se podría dividir en otros. El autor expresa que esto siempre es posible, también que hay una necesidad de subvertir esos esquemas y hacerlos fluir en forma espontánea. ¿Se podría leer el libro como una partitura de jazz? Identificar los temas básicos, disfrutar de las variaciones, y en ese movimiento improvisar, dejar que la asociación detonada contacte el interior con el exterior y que el mundo fluya del texto al lector, del lector a su imaginación, de la imaginación a lo imprevisible, de lo imprevisible de vuelta al texto. Puede ser, el propio autor propone la lectura de su escritura como una experiencia abierta.

Si el libro fuera un tratado ordinario y ortodoxo sobre el arte, la conciencia y la vida, podría leerse en forma lineal, en la dirección de un principio hacia un fin, concluyendo en dos o tres ideas básicas, muchos ejemplos, identificación de fuentes, exploración de textos y autores asociados, ordenado en premisas principales y complementarias. Pero no, no es un tratado, no es un texto lineal, aunque esté impreso con páginas y aforismos numerados. El libro puede leerse abriendo su contenido en cualquier página, leyendo al azar cualquier apunte particular. Se puede traer en la mochila, en el saco, a manera de estímulo sensorial, como un olor, un sabor, un color, un sonido, en este caso una idea, un pensamiento. Imagino a un lector yendo de un lado a otro de la ciudad metido en el metro, todos los días, acompañado por el libro, cumpliendo una cita por la mañana o por la tarde. Ya instalado en el vagón el lector abre el libro al azar, aparece la página 42, la mirada se fija en el aforismo 227. El lector lee con calma el texto, “Improvisar es quitarle la máscara al momento”. Cierra el libro, saborea la idea, huele su aroma, escucha sus sonidos. “…quitarle la máscara al momento…” Durante unos minutos reflexiona sobre la frase, mira a su alrededor, observa a una mujer caminando seria frente al andén en la estación Centro Médico, de pronto imagina que ella se detiene, voltea a su izquierda y besa en los labios a un hombre desconocido que camina a su lado. Juega con la imagen, sonríe. Sigue imaginando, ahora escucha a Alex Mercado al piano, está en Pérfida Bistró Café en la Colonia Condesa en Ciudad de México tocando algo que nunca le había escuchado, algo que nunca había tocado, algo que nunca volverá a tocar, empezó como una pieza de Refraction y después se transformó en otra cosa. Vuelve a sonreír. Guarda el libro en su bolsillo de la chamarra. Lo ha llevado ahí por varias semanas haciendo todos los días algo similar. ¿Qué pasará mañana cuando lo vuelva abrir y vuelva a leer de la misma forma? Entonces llega a su destino, baja del vagón, sigue su camino.

Alex Mercado es un músico de jazz, eso es lo que ha construido como imagen pública en los últimos años, un pianista. Ha trabajado en forma intensa para encontrar su lugar dentro de la escena de la Ciudad de México y más allá. Lo ha logrado, tiene un buen reconocimiento que lo acompaña a todos los lugares en donde actúa, sólo o acompañado, sobre todo en el formato de trío, piano, contrabajo y batería. En los últimos tiempos Israel Cupich y Gabriel Puentes han sido sus cómplices principales. Una peculiaridad de su trayectoria reciente ha sido el acompañar a mujeres cantantes, muchas, de diversos perfiles, siempre con elegancia y precisión. Todo esto es lo que podría afirmarse como su perfil principal. Ah, pero no único. Alex Mercado también escribe, no lo hace en un diario, El Reforma, aunque podría hacerlo, escribe en forma cotidiana en Facebook. Lo que escribe no sólo son notas sobre los eventos en que participa, también opina, hace juicios, toma la palabra y muestra una personalidad que escenifica un liderazgo entre los miembros de la comunidad del jazz. Algunos piensan que se excede, que un pianista no está para filosofar o dar lecciones sobre la vida. Otros lo reconocen como alguien especial, que se ha ganado un lugar para hablar y escribir. Así que esto de la escritura no es una sorpresa para la comunidad del jazz en Facebook, que es abundante, casi todos habitan esa plataforma. Lo que quizás sea una sorpresa es el libro, que un músico escriba y publique un libro, y no de música, sobre la música, sobre la vivencia del mundo, sobre las dudas y las certidumbres ante diversos asuntos, algunos cercanos, otros no tanto, de la música y del jazz. A finales del año 2017 anunció que publicaría un libro, este libro, la mayoría no sospechaba que tendría este formato, por aforismos, con la variedad de temas que anuncia su título, arte, conciencia y vida. El libro será leído con curiosidad, con feroz crítica, con atención gozosa, este libro será leído por los miembros del gremio, pero no sólo, será leído por la comunidad musical, y no sólo, también por todos los interesados en lo que una sensibilidad puede compartir con generosidad y lucidez.

Un músico ha escrito un libro de aforismos. Una persona compleja habita en ese músico. Esa persona necesita escribir sobre su vivencia, experiencia, y sentido de estar aquí, vivo, percibiendo, pensando, actuando. Esa persona es un autor musical y ahora literario, afirma que cualquier lo puede hacer si se lo propone, si se da cuenta de que es posible, si acepta que toda percepción puede expresar lo que siente si se ocupa en el lenguaje y las formas para hacerlo. Con esta propuesta el autor, Alex Mercado, compone música, ahora escribe un libro, y podría después pintar o dibujar, o publicar una novela. Aforismo 37, página 17, “El artista que habla con honestidad será escuchado con atención”. Aforismo 746, página 111, “Percibir es concederle a una cosa el deseo de mostrarse”. Aforismo 1151, página 162, “Serás capaz de hacer lo que te permitan los límites que te has impuesto”. El libro ya está en circulación, ha iniciado su propia vida, el autor ha empezado a formar parte de la vida de los otros que ya formaban parte de la suya.

Contacto:
https://www.facebook.com/alejandro.mercado https://www.facebook.com/Arte-Consciencia-y-Vida-Aforismos-Cuánticos

Del autor: Jesús Galindo Cáceres (arewara@yahoo.com). Mexicano. Doctor en Ciencias Sociales. Autor de 31 libros y más de trescientos cincuenta artículos académicos publicados en catorce países de América y Europa. Promotor cultural en diversos proyectos desde 1972. Profesor en Argentina, Brasil, Colombia, Perú, España y México desde 1975. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores SNI-CONACYT desde 1987, SNI III. Trabaja en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (2010-2014).

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