El baterista Antonio Sánchez se presentó con su proyecto Migration en la Ciudad de México.
Antonio Sánchez & Migration y su éxtasis sincopado
Texto Mitzi Vera
Fotografías y video Efraín Alavez
El frío no es impedimento para disfrutar de un exquisito concierto del percusionista Antonio Sánchez & Migration, son las 8:30 de la noche. Siguiente parada: Coyoacán.
¡Tercera llamada! La Sala Telefónica del Centro Cultural Roberto Cantoral está llena. Entre los asistentes observas a los jazzistas Alex Mercado y Agustín Bernal.
Antonio Sánchez (quien porta una camisa color negro) da los primeros baquetazos, cierra los ojos y siente el ritmo; de pronto suena delicadamente Matt Brewer en el contrabajo, comienza la conversación de instrumentos musicales.
La luz amarilla en el escenario acompaña a los demás ejecutantes, combina con el saxofón tenor de Seamus Blake quien, según Sánchez, toca por primera vez las melodías.
Piezas como ‘New Life’ te enchina la piel, el sonido de las baquetas de Antonio endulza tus oídos. Los aplausos del público eufórico y extasiado por esa dosis sincopada se hacen presentes.
Sánchez se levanta e indica con un micrófono: “Me pesa la situación actual del país, la música es una de las cosas que nos ayuda a levantar el espíritu”.
Toma su lugar frente a los platillos brillantes, cambia su expresión de inmediato mientras el pianista John Escreet gesticula al ritmo de ‘Nighttime Story’.
Los matices de Seamus Blake en las canciones tienen el poder de atrapar hasta el más insensible, te relajan pero a la vez te ponen ansioso por seguir escuchando.
Según el baterista, la técnica es un vehículo para hacer música. Hipótesis que el público agradece por el éxtasis recibido del mexicano con sus baquetas.
Antonio Sánchez impartiendo master class previo a su concierto
Antonio Sánchez & Migration
Antonio Sánchez & Migration
Antonio Sánchez
Antonio Sánchez & Migration
Antonio Sánchez & Migration
Antonio Sánchez & Migration