Platicamos con el contrabajista mexicano Vico Díaz acerca de su primer material como líder “Salmón”.
“Salmón… es el único animal que, nadando a contracorriente, se remonta ría arriba hasta volver al lugar donde nació, para ahí dar vida y morir. Su travesía, que va del mar al río, implica una fuerza, constancia y determinación increíbles” Vico Díaz.
Entrevista por Efraín Alavez
(21/8/14) Vico Díaz, contrabajista originario de Guadalajara, Jalisco, México, estudió en Berklee College of Music de Boston. A su regreso decidió buscar diferentes alternativas en la Ciudad de México donde comenzó a participar con músicos reconocidos de la escena nacional como Tom Kessler, Gabriel Puentes, Nicolás Santella y Giovanni Figueroa. Después de grabar más de quince producciones con diversos proyectos, edita este 2014 su primer material como líder llamado “Salmón” del cual nos platica en la siguiente entrevista.
La metáfora del inicio de este texto, que retomamos de tu álbum, describe las características del salmón, ¿cómo la relacionas con tu quehacer musical?
Me identifico con el salmón por lo difícil que es ser artista sobretodo en este país de pocas oportunidades para desarrollarse y crecer. Lo complicado que es remar contracorriente y de no perder de vista tu objetivo. Se que llegaré ahí no importando que tan sinuoso esté el camino, la idea es llegar. Tener el disco en la mano es un gran logro personal pero también de los músicos que me rodean y que representan la escena misma. Muchos grupos y artistas pueden identificarse con ser salmones.
¿Cuál es la línea conceptual que trazaste como guía para este material?
Esta música la empecé a escribir hace cinco años, antes de graduarme. Algunos empezaron como proyectos de composición en la escuela que después los fui trabajando y desarrollando. En esa época estaba escuchando mucho los quintetos de Dave Holland. Está muy influenciado en música con rítmicas irregulares, solos en un solo tono. Procuré que no fueran tan extendidos pero si dejarle un poco al músico que se desarrollara con buen tiempo. Se escucha un poco de rock, ya toqué este género con Rostros Ocultos un tiempo. Esté álbum todavía no está tan adentrado en la música mexicana, está realmente bajo la influencia de la música afroamericana.
La banda que armaste incluye músicos de Guadalajara, Monterrey, Ciudad de México e incluso del extranjero. Un mosaico muy diverso de colores.
La banda se formó partiendo de la amistad y de la empatía musical. Buscar una pieza de cada lugar fue importante para no encerrarme ni limitarme. Invité a Tom Kessler y Diego Franco de Guadalajara, Roberto Verástegui de Monterrey, Federico Hulsz de la Ciudad de México, Klaas Balijon de Holanda (baterista de la Glenn Miller Orchestra) quien me impulsó a ponerle fecha de grabación al disco y Blair Latham de Nueva Zelanda que se ganó el cariño de los mexicanos cuando estuvo en nuestro país. Entendieron mi música desde su punto de vista.
¿Qué experiencias encontraste a partir de la producción de tu álbum debut?
El aprendizaje de componer, de escribir música. Atreverme a hacerlo y que me guste lo que hago que esto es algo muy difícil. Para un artista el reconocer su obra es difícil. Ese paso de decir, suena bien, no es tan fácil de dar. Mi otra enseñanza fue como productor. Cómo hacer un disco, cómo llevarlo a cabo. Logística, tiempos, agenda, vuelos. Conseguir inversionistas, nunca me había puesto en ese plan. Me quité el instrumento para conseguir en entrevista de negocios a los inversionistas. Grabar, producir y gestionar es algo que no se pueden perder de vista y sobre todo estar abierto para aprender de los errores para no repetirlos.
Recuerdo la plática que tuvimos hace tres años previo al concierto que tendrías con tu quinteto en el Zinco Jazz Club. De ese momento al día de hoy ¿cómo ha cambiado tu forma de ver y entender la música?
Me siento más relajado. Antes estaba, musicalmente hablando, un poco acelerado. Siempre había escuchado música folclórica de México pero no tanto como había escuchado jazz. Profundizar en la música tradicional del país, en especial el son jalisciense y son jarocho, me hizo aprender mucho de la complejidad que es tocar lo más sencillo. Aprendiendo a tocar sones en fandangos me di cuenta que era más fácil de lo que creía pero que tenía que estudiar el doble de lo que venía haciendo para poder tocar eso fácilmente. Estoy encontrando un sonido muy propio sumando lo que aprendí en Boston de jazz junto a lo que he asimilado tocado otros estilos de música durante estos años como la música folclórica.
“Salmón” puede encontrarse en el sitio www.vicodiaz.com o en la cuenta de facebook Vico Díaz. De manera física puede comprarse en Las Musas de PapáSibarita y Pizza Jazz Café de la Ciudad de México y en el Café Galería André Breton de Guadalajara. Próximamente estará en todas las tiendas en línea. Vico Díaz participa además en el proyecto “Ampersan” y forma parte del colectivo “Jazz hacia el sur” que se encuentra de gira por el sur de México, Guatemala y El Salvador.