El Lunario del Auditorio Nacional presentó a las cantantes mexicanas de jazz Magos Herrera e Iraida Noriega, unidas en apoyo a la campaña de la ONU para erradicar la violencia contra las mujeres.
Crónica: Amanda Tovalín
Fotos: Efraín Alavez
En el Lunario del Auditorio Nacional, la multitud espera: hoy es noche de vino y gala. Hoy es noche de jazz. El ciclo “Concierta Independencia. Dos vertientes, un solo lugar” está a punto de tener dos exquisitas presentaciones:
La primera, de Magos Herrera e Iraida Noriega (acompañadas por Alex Mercado al piano, Alex Kautz en batería e Israel Cupich en contrabajo); la segunda del contrabajista de jazz Eddie Gómez y su trío (Rodrigo Villanueva, batería; Stefan Karlsson, piano).
Las dos cantantes mexicanas se han unido esta noche para mostrar su apoyo a la campaña de la ONU, que utilizó la canción “Los sueños de Josefinita” de Noriega como tema musical y cuyo video se muestra en las pantallas del auditorio antes de comenzar el espectáculo.
Pasadas las nueve de la noche, comienza el recital con Iraida Noriega, cantante de carácter activo y alegre, que interpreta canciones de los 80 como “Hijo de la luna” de Mecano con arreglos que combinan lo mejor del funk, la samba y los ritmos brasileños, los cuales ayuda a resaltar el baterista nativo de Río de Janeiro, Alex Kautz.
Tres canciones más tarde aparece Magos para dibujar armonías con su estilizado modo de hacer jazz y una tranquilidad inunda el escenario. Junto a un hermoso color de voz, un scatt sencillo, más nunca simple, la caracteriza. Canciones como “Reencuentro” y “Noche Criolla” aparecen, mostrando al público la capacidad musical de Herrera y sus acompañantes.
El contraste es claro: dos personalidades opuestas pero que se mimetizan y se complementan. “Soliluna” primera canción que interpretan juntas lo demuestra. Hay una deliciosa inocencia en escenario mientras ambas intérpretes se divierten como pequeñas al mismo tiempo que los maestros Mercado, Cupich y Kautz revelan que en México sí hay jazz de calidad.
Mercado, músico excelso que aprovecha las vueltas de solista para derrochar maestría en cada acorde pulsado en el piano. Kautz, mezcla de ritmos latinos, europeos, swing vintage y contemporáneos, sabe cómo mantener al trío unido y fluyente. Cupich, por su parte, seriedad y concentración todo el tiempo, es una muestra de gran técnica y pasión a la hora de tocar un contrabajo. Es de verdad un deleite verlos a los tres en acción.
La noche termina con un encore del bolero cubano “Dos gardenias”, derroche de sensualidad por parte de las vocalistas e invitación a enamorarse del jazz latino, jazz de nuestro gran país.
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